Las dietas milagro siguen ganando popularidad, especialmente después de los excesos de las fiestas o de las vacaciones. Sin embargo, los expertos aseguran que este tipo de dietas, que prometen resultados rápidos y fáciles, no solo son insostenibles, sino que pueden tener graves consecuencias para la salud.
Estos tipos de dietas se caracterizan por prometer una rápida pérdida de peso mediante restricciones extremas o la eliminación de grupos completos de alimentos. Según Vicente Javier Clemente, catedrático en Nutrición y Entrenamiento de la Universidad Europea, “estas dietas no están diseñadas para ser sostenibles a largo plazo, ya que generan privaciones severas que, inevitablemente, terminan abandonando las personas que las siguen. El problema es que no se educa en hábitos saludables, por lo que al final se vuelve a los malos hábitos previos, provocando un efecto rebote”.
El efecto rebote, surge cuando el peso perdido se recupera rápidamente, e incluso se gana más. Esto ocurre porque estas dietas ralentizan el metabolismo y fomentan la pérdida de masa muscular, reduciendo el gasto energético del cuerpo. Además, la falta de educación en hábitos saludables perpetúa los malos comportamientos alimenticios previos.
Para evitar caer en estas prácticas dañinas, el catedrático de la Universidad Europea recomienda optar por planes de alimentación equilibrados y personalizados, siempre supervisados por profesionales. “La clave está en la educación nutricional y en pequeños cambios sostenibles que prioricen la salud integral”, añade.
Los consejos para retomar una alimentación equilibrada tras los excesos son:
1. Volver a una alimentación equilibrada con porciones adecuadas.
2. Priorizar alimentos frescos, ricos en nutrientes, y minimizar los procesados.
3. Rehidratarse correctamente.
4. Introducir actividad física progresivamente para estimular el metabolismo.
La clave para una alimentación saludable no reside en soluciones rápidas, sino en cambios sostenibles a largo plazo, apunta Vicente Javier Clemente e insiste en que adoptar pequeños hábitos puede marcar la diferencia no solo en el peso, sino también en la calidad de vida.