Actualmente, los problemas relacionados con el sueño afectan a uno de cada dos españoles, impactando a diferentes niveles, que van desde la salud mental, a los trastornos cardiovasculares e incluso problemas neurológicos a largo plazo.
Para hacer una radiografía completa de la problemática e intentar hacer frente a esta situación, la Alianza por el Sueño pone en marcha el Observatorio del Sueño. En palabras del Dr. Carlos Egea, coordinador del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes), “el observatorio surge como una herramienta de investigación dirigida a conocer mejor la realidad de los trastornos del sueño y su impacto social, económico y psicológico”. Con la puesta en marcha del observatorio se busca recopilar y organizar toda la información sobre los trastornos del sueño que hay “dispersa” para elaborar informes sanitarios y socioeconómicos que muestren la magnitud del problema y ayuden en la búsqueda de soluciones.
Los trastornos del sueño están aumentando de forma alarmante en la población española. El insomnio en su forma más leve afecta ya al 43% de la población y en mayores de 18 años la prevalencia del insomnio crónico -expresión grave de la enfermedad- se ha duplicado en los últimos 20 años, afectando ya a entre el 6 y el 14% de la población. La prevalencia de otros trastornos como la apnea del sueño se sitúa en torno al 25%, y actualmente entre el 8 y el 10% de los casos precisa tratamiento. Además, España es el país con mayor consumo de benzodiacepinas a nivel mundial.
De esta necesidad surge el Observatorio del Sueño, que está certificado por el Comité de Ética de la Investigación del Hospital General Universitario de Castellón, con el objetivo principal de monitorizar el índice de salud del sueño de los españoles. Disponer de un mapa completo de la situación permitirá conocer su impacto y evolución a lo largo de los años y fomentar la investigación en torno a la salud del sueño.
El comité científico se reunirá de manera periódica para velar por el adecuado control de calidad del Observatorio, evaluar la adhesión al mismo, compartir lagunas de conocimiento en insomnio, apnea del sueño y otros trastornos, y revisar los temas prioritarios dentro del plan de comunicación anual de la Alianza por el Sueño. Además, el observatorio y su comité científico podrán canalizar ayudas de investigación para los profesionales adheridos.
Para la recogida colaborativa de datos se ha creado la plataforma http://www.observatoriodelsueño.es/ en la que los profesionales sanitarios implicados podrán introducir los datos que consideren. Estos ayudarán a entender el impacto global del sueño sobre el bienestar de la ciudadanía e impulsarán la búsqueda de soluciones científicas, educativas y políticas que aseguren la mejora continuada en el abordaje de los trastornos del sueño. Así, cualquier profesional tanto del ámbito público como privado que atienda a pacientes con trastornos del sueño puede solicitar adherirse, y si el comité lo evalúa positivamente, se incorporará a la comunidad.
Desde el Observatorio del Sueño se realizarán informes anuales para observar la distribución de los datos a nivel geográfico, junto con variables demográficas, los trastornos más prevalentes y la evolución a lo largo de los años y conoceremos el impacto de estos trastornos en las comunidades autónomas, la morbimortalidad y su prevalencia.
Entre las posibles causas de los malos hábitos del sueño están las largas jornadas laborales y escolares, así como las agendas sobrecargadas de actividades, ya que todo ello afecta a la calidad del sueño. Ir a la cama se ha convertido en todo un reto para el ciudadano y controlar la hiperactivación cerebral antes de dormir y los ciclos de sueño-vigilia es una misión casi imposible en el día a día. Esta alteración de los ciclos es la que puede afectar a los niveles de energía y funcionalidad y que en el plano emocional-afectivo estos trastornos pueden conllevar más irritabilidad y agresividad, en el plano social, problemas para relacionarse o conductas desajustadas, y en el rendimiento cognitivo, problemas de atención o memoria, así como dificultades para resolver problemas.
Las alteraciones del sueño pueden desencadenar comorbilidades como ansiedad, depresión, diabetes, obesidad, además de trastornos cardiovasculares, respiratorios, gastrointestinales, urinarios y neurológicos a largo plazo. Los trastornos del sueño como el insomnio triplican la probabilidad de padecer ansiedad o depresión, siendo además un factor predictivo del riesgo de suicidio.
Padecer insomnio crónico incrementa el riesgo de problemas cardiovasculares, hipertensión, enfermedades coronarias, trastornos endocrinos, alteraciones inmunológicas o procesos inflamatorios o neoplásicos, por ello, desde la Alianza del Sueño explican que ya han realizado numerosas jornadas educativas desde los colegios para concienciar a los adolescentes de su importancia y de cómo adquirir hábitos para conseguir una buena calidad del sueño. En este sentido, han firmado un acuerdo con el Instituto de la Juventud (Injuve) con su adhesión al Manifiesto de la Alianza, que supone una hoja de ruta para abordar la salud del sueño en España.
Teniendo en cuenta las diversas implicaciones sobre la salud de los trastornos del sueño, los expertos abogan por una intervención multidisciplinar
Lo más importante es establecer una Estrategia Nacional del Sueño para paliar la preocupante situación que existe en España. En la población infantojuvenil Española, el 30% de los menores de cinco años y el 38% de los adolescentes tienen insomnio; entre estos últimos, el 52% de los adolescentes acude a clase rutinariamente habiendo dormido menos de ocho horas.
Entre esta población infanto-juvenil, la estrategia nacional debe promover buenos hábitos como parte integral de un estilo de vida saludable desde la infancia y juventud; implementar programas educativos sobre higiene del sueño; establecer protocolos de detección temprana de estos trastornos; desarrollar guías de buenas prácticas para el uso responsable de tecnologías digitales en relación con el sueño y promover la adecuación de los horarios escolares a la realidad de los ritmos biológicos en las diferentes etapas como medida de salud pública. La Estrategia Nacional del Sueño debería incluir medidas específicas en población infanto-juvenil orientadas a promover buenos hábitos como parte integral del estado de vida saludable
Por otra parte, en la población adulta, la falta de sueño se relaciona con más accidentes laborales y de tráfico. El especialista señala que esto puede estar relacionado con que el tratamiento que están recibiendo no sea adecuado o que no están siendo atendidos por un profesional con conocimiento en el manejo de estas patologías. La relación entre la mala calidad de sueño y el ámbito laboral es bidireccional, y el uso continuado de medios digitales, la multitarea, la sobrecarga de trabajo, el acoso laboral, una incorrecta gestión del tiempo en el trabajo, la precariedad laboral o las malas relaciones interpersonales generan un estado de hiperactivación, fatiga o estrés que obstaculizan la posibilidad de conciliar el sueño o alcanzar un sueño óptimo
Así, en adultos, una parte importante de la estrategia debe focalizarse en la relación con el trabajo, con puntos esenciales dirigidos a incluir en las encuestas sobre condiciones laborales indicadores que permitan evaluar la calidad de sueño de los empleados valorando el impacto de las contingencias profesionales; promover campañas de concienciación y programas preventivos y de formación en el lugar de trabajo; establecer protocolos de cuidado y vigilancia del sueño en sectores con trabajos en horario nocturno o a turnos, especialmente en aquellos con peligrosidad y, por último, investigar y estudiar el riesgo asociado al consumo de fármacos hipnosedantes (benzodiacepinas y fármacos Z) y sus efectos en el rendimiento y siniestralidad laboral.
En definitiva, desde la Alianza queremos fomentar la colaboración entre distintos organismos de la administración a fin de abordar de forma integral el cuidado del sueño, en el ámbito de la salud, laboral, educativo, cultural y social, y por ello nos hemos unido diferentes sociedades científicas de todos los ámbitos y especialidades, concluye el Dr. Egea.