El uso de datos sobre el tabaquismo del Sistema Nacional de Vigilancia de Factores de Riesgo del Comportamiento 2019 permitió una evaluación simple de posibles cambios neurológicos que podrían realizarse fácilmente a edades más tempranas de lo habitual y de forma rutinaria, se apreciaron disminuciones cognitivas que se elevan al nivel de un diagnóstico de enfermedad de Alzheimer o demencia.
Comparando el deterioro cognitivo subjetivo (SCD) entre fumadores actuales, exfumadores recientes y aquellos que habían dejado de fumar años antes se encontró que los fumadores de mediana edad son mucho más propensos a reportar tener pérdida de memoria y confusión que los no fumadores.
La prevalencia de SCD entre los fumadores fue casi el doble que la de los no fumadores, mientras que aquellos que dejaron de fumar más de una década antes de la encuesta tuvieron una prevalencia de deterioro cognitivo ligeramente superior al grupo de no fumadores.
El vínculo más significativo con la influencia neurológica de dejar de fumar fue en el grupo de edad de 45 a 59 años, lo que sugiere que incluso dejar de fumar en esa etapa de la vida puede tener un beneficio para la salud cognitiva.
Dejar de fumar es bueno no solo por razones respiratorias y cardiovasculares, sino también para ayudar a preservar la salud neurológica, y cuanto antes se deje de fumar, mayores serán los beneficios generales para la salud y menor será la probabilidad de deterioro cognitivo.
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