Todos vivimos más, pero la diferencia de longevidad entre mujeres y hombres se acorta

Salud

  • viernes, 15 de marzo de 2024

Si bien las diferencias disminuyen, los estudios indican que se mantendrán durante tiempo

Puesto que la longevidad ha crecido en la mayoría de los países durante los últimos dos siglos, los científicos se han preguntado si finalmente las poblaciones mundiales convergirán (o no) en un patrón único de mortalidad y longevidad.

Para determinarlo, un grupo de investigadores de las universidades de Alcalá´, Barcelona, Oxford y Londres ha llevado a cabo un estudio en el que, mediante nuevos enfoques estadísticos, analiza no sólo la esperanza de vida al nacer, sino también otros ocho indicadores de mortalidad; los indicadores se han aplicado en datos de 194 países de registros de las Naciones Unidas.

Los resultados del estudio se acaban de publicar en PLoS ONE; sugieren que en cuanto a las tendencias en mortalidad durante los últimos treinta años, los países de todo el mundo se pueden agrupar en cinco grupos, que aproximadamente se corresponden con los cinco continentes. Estos grupos comparten algunos puntos en común: esperanza de vida más larga y menor disparidad entre sexos y grupos de países con diferentes indicadores de mortalidad y longevidad.

El primer autor del trabajo, David Atance, de la Universidad de Alcalá, en Madrid, explica que “el objetivo del estudio es estudiar el fenómeno de la mortalidad (la gente muere más) y de longevidad (la gente tiende a vivir más) desde varias perspectivas y tratar de agrupar ese fenómeno a lo largo de todos los países del mundo en un momento concreto del tiempo”.

Para ello, se emplearon nueve indicadores diferentes que permiten capturar el fenómeno de la mortalidad y la longevidad desde todas las perspectivas diferentes, y, una vez medido, agruparon a los países según los resultados parecidos.

De esta forma comprobaron que, dejando aparte a los países desarrollados que tienden todos a pertenecer al clúster o grupo de países con los mejores indicadores de mortalidad y longevidad, el resto de los países tienden a agruparse alrededor de los continentes. “Este hecho es muy interesante porque refuta la literatura pasada utilizando muchos menos indicadores de lo que se utilizan en este estudio”, comenta el investigador.
Los resultados del estudio demuestran que “ahora somos más longevos que antes y la proyección espera que esto siga así". No obstante, en los últimos años ese avance continuado “parece que se ha ralentizado”.

La mejoría en la mortalidad de los países suele atravesar varias etapas. La primera se centra en mejoras en los primeros años de vida, recién nacidos y edades entre 0 y 10 años; en España este efecto se produjo tras la II Guerra Mundial, fruto del avance en las condiciones sanitarias y de los embarazos menos peligrosos. Una vez que se han conseguido esas mejoras, en los últimos años del siglo XX las mejoras se concentraron entre los 40-60 años, fruto de las mejoras en medicamentos y en la medicina. Tras ello, en los últimos años, desde el año 2010, más o menos, las mejoras se centran en la población más adulta, mayor de 80, donde la optimización en los hábitos de salud y en la medicina, entre otros factores, permiten alargar la vida.

Otro hecho muy interesante a destacar, apunta el científico, “es la distancia entre estos indicadores entre hombres y mujeres. Como bien es sabido las mujeres siempre han presentado resultados más favorables en lo que corresponde a la mortalidad: por ejemplo, la esperanza de vida al nacer siempre ha sido más alta para una mujer de lo que es para un hombre, es decir, la mujer en promedio siempre ha tendido a vivir más que un hombre. Sin embargo, desde comienzo del siglo XXI esa diferencia se ha ido reduciendo cada vez más con el paso del tiempo. Este hecho es achacado por varios estudios por la incorporación de los malos hábitos de los hombres por parte de las mujeres, tales como el consumo de alcohol y del tabaco, entre otros consumos no favorables”.

Una justificación reciente que apoya esa idea está en el trabajo de Soichi Sano publicado en Science en 2022. Estos autores demuestran que la pérdida del cromosoma Y está asociado con un incremento en el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, cardiacas, fibrosis o disfunciones cardiacas. De hecho, estos autores demuestran que los hombres tienden a perder este cromosoma durante su proceso de envejecimiento mientras que las mujeres no lo pierden y por lo tanto permite explicar que los resultados de mortalidad y longevidad de las mujeres siempre serán mejores que los de los hombres.

Estudios como este permiten tener una perspectiva global del fenómeno de la longevidad y mortalidad. Desde el punto de vista de la salud pública, “ayuda a comprender si las medidas tomadas están impactando no. De hecho, si miramos un periodo y el siguiente podríamos ser capaces de entender si una medida u otra ha tenido una implicación”. Y pone como ejemplo la ruptura de la Unión Soviética (URSS): “Provocó que los hombres siguieran una tendencia de mortalidad peor que la que tenían en ese momento y las mujeres sin embargo recuperaron indicadores de mortalidad y longevidad de los grupos de países con los mejores indicadores
Sin embargo, este trabajo muestra que “en el futuro, pese a que estas diferencias puedan disminuir, es de esperar que se sigan manteniendo”.

MÁS INFORMACIÓN:
https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0295842
 

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