Dormir menos de 6,5 horas, un ''boleto'' para el ''sorteo'' de enfermedades y muerte prematura

Salud

  • lunes, 15 de abril de 2024

La falta de sueño crónica favorece una serie de enfermedades sistémicas

Un 10% de la población española (más de cuatro millones de personas) presenta algún trastorno del sueño y otro 30% (más de 12 millones de personas) se despierta cada día con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finaliza el día muy cansado, según datos de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño.

Un reciente estudio de la Sociedad Española de Sueño (SES) apunta que el insomnio crónico afecta ya al 14% de la población adulta en España y pone el acento en la población más joven: un 33% de las personas con entre 18 y 34 años duerme de forma insuficiente, menos de siete horas, extrae una investigación promovida por la Fundación MAPFRE y elaborada por especialistas de la SES y de la de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Según esta misma encuesta, el 61% de los jóvenes españoles admite restar horas de sueño para ocio u otras tareas por falta de tiempo durante la jornada.

El sueño es lo primero que se sacrifica en aras de un estilo de vida que cada vez favorece menos el descanso. El precio de ese déficit crónico se traduce en más enfermedades y más riesgo de un fallecimiento prematuro.

Uno de los efectos más graves que tiene la falta de sueño crónica es que favorece una serie de enfermedades sistémicas que ya no solo impactan en la calidad de vida, sino que pueden acortar años de vida. Dormir menos de 6’5 horas, según están indicando los estudios, es lo que pone en un riesgo importante el desarrollo de enfermedades a largo plazo, tales como alteraciones metabólicas, hormonales, inmunológicas y, por tanto, hay más riesgo de muerte prematura.

Las investigaciones también apuntan a que la población más vulnerable ante los trastornos del sueño son niños, adolescentes, ancianos y personas con enfermedades graves o personas que viven acontecimientos estresantes en su entorno.

Entre las causas que explican el deterioro paulatino de la higiene del sueño está la generalización de hábitos nocivos como

  • el abuso de las pantallas en la cama,
  • el exceso de cafeína durante el día,
  • las jornadas laborales maratonianas,
  • y el ocio tardío.

Estos, junto a otros factores, nos indican que no estamos solo ante un problema individual sino una cuestión de hábitos sociales.

A esos problemas que trascienden la índole personal se añaden otros elementos que empiezan a estudiarse, como la precariedad laboral, económica o social que son elementos estresantes que pueden afectar al sueño, el modelo de ciudad abierta 24 horas, con su exceso de ruido nocturno y de luz, y el impacto del cambio climático en la cantidad y calidad de las horas dormidas. Dormir por encima de los 29° ó 30°C de temperatura ambiente provoca serias disrupciones en el sueño. Si además nos encontramos en un país en vías de desarrollo o en un barrio con menos posibilidades económicas para favorecer el confort durante la noche, tendremos un sueño alterado por las elevadas temperaturas.

Por otro lado somos el primer país del mundo consumidor de fármacos hipnóticos, pero no hay datos (al no haber recetas) que indiquen de forma objetiva si también se están batiendo récords en el consumo de otra sustancia hipnótica, la melatonina. En las consultas de sueño se está viendo una tendencia a un exceso de uso en la melatonina, que en algún caso puede sugerir que hay un abuso, porque aunque la melatonina sí que está aprobada para el tratamiento del insomnio, se usa fundamentalmente en personas muy mayores o cardiópatas o que tengan alguna enfermedad grave de base. Si no, se debe utilizar como un cronobiótico. Hay que pensar que esta hormona se encuentra de forma natural en nuestro cerebro trabajando para promover el sueño; al añadir una melatonina exógena, no deberíamos utilizarla a cualquier hora y en cualquier dosis: hay que hacerlo de acuerdo a las recomendaciones de dosificación que tenemos de las sociedades científicas de sueño y como un cronobiótico, esto es, siempre a la misma hora. Aquí sí vemos una tendencia a un mal uso de la melatonina.


MÁS INFORMACIÓN:
Analysis of the determinants of sleep quality in a Spanish population: a study protocol for a cross-sectional study
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/36889827/

 

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