Según un nuevo estudio, viajar en avión hace que las bombas de insulina liberen sistemáticamente un poco más de la mitad de una unidad en el despegue y un poco menos en el aterrizaje. Este fenómeno se debe a la formación de burbujas de aire y a la reabsorción de la insulina provocada por los cambios de presión ambiental en la cabina del avión. No tiene nada que ver con la bomba en sí y sucede con todas las bombas de insulina, incluidas las de los sistemas híbridos de circuito cerrado.
El grado en que esto afecta a las personas con diabetes que usan bombas de insulina depende de su dosis y sensibilidad a la insulina, entre otros factores, pero todos los que vuelan deben ser conscientes de la posibilidad y tomar precauciones, particularmente con los niños.
Las bombas son muy seguras durante el vuelo, pero liberan un poco de insulina adicional cuando se sube y detienen la administración cuando se baja nuevamente. Hay un par de medidas simples que las personas pueden tomar para asegurarse de no tener problemas durante el vuelo. En concreto, en el caso de las bombas con tubos, los usuarios puedan desconectarlas justo antes del despegue y volver a conectarlas cuando el avión alcance la altitud de crucero, unos 20 minutos después del despegue. La insulina seguirá saliendo, pero no llegará a la persona. Al descender, pueden desconectarse después del aterrizaje y cebar la línea para eliminar el déficit de insulina.
Con el Omnipod, que no se puede desconectar, la única solución es comer un pequeño refrigerio en el despegue y, al aterrizar, comer otro refrigerio pequeño, como un plátano, y administrar un bolo para que supere el bloqueo de la administración de insulina. En cualquier caso, una de las cosas más importantes es informar a las personas con diabetes sobre este efecto para que sean conscientes de ello y puedan actuar adecuadamente cuando vuelen.
El problema es que existe el riesgo de que la persona olvide volver a conectar la bomba después de 20 minutos, lo que puede provocar hiperglucemia e incluso cetoacidosis diabética. En cambio, se podría suspender la bomba durante una hora durante el ascenso. Eso no detendría la insulina adicional, pero generaría menos insulina durante ese período de tiempo.
El fenómeno es conocido y del que son conscientes los fabricantes. Las guías de usuario de Omnipod DASH y Omnipod 5 incluyen advertencias sobre la administración involuntaria de insulina durante el vuelo, y ambas recomiendan a los usuarios controlar sus niveles de glucosa en sangre con frecuencia mientras vuelan.
Si bien se sabe desde hace mucho tiempo que los cambios de presión rutinarios en los viajes aéreos pueden causar fluctuaciones menores en la administración de la bomba de insulina, se ha descubierto que el impacto de estas variaciones es generalmente menor en lo que se refiere al control de la glucemia. El manual del usuario de Tandem Mobi incluye una advertencia relacionada con cambios significativos de presión en situaciones específicas de viajes en avión y ofrece orientación para desconectar. Sin embargo, la tecnología de microadministración de la bomba t:slim X2 limita la cantidad de insulina adicional que se puede administrar debido a los cambios de presión del aire debido a un mecanismo entre el tubo y el contenido de la bolsa dentro del cartucho.
La guía del usuario de Medtronic dice que el sistema 780G no ha sido probado en altitudes superiores a 10.150 pies.
En un protocolo independiente, se probaron equipos de infusión de insulina sin bombas en una simulación de descompresión rápida. La administración de insulina durante el ascenso y el descenso mostró diferencias estadísticamente significativas en comparación con la administración a nivel del suelo (ambos valores P < .001). En este escenario, la administración de líquido fue equivalente a 5,6 unidades de insulina en exceso. Si bien se trata de eventos poco frecuentes , ocurren entre 40 y 50 al año, la descompresión catastrófica es digna de mención pero que los pacientes esten al tanto de esto es pedir demasiado que alguien que piensa que va a morir recuerde desconectarse apenas comienza.
Los investigadores están estudiando este fenómeno más a fondo en personas, incluidos los pilotos de aerolíneas.