Incluso puede provocar la muerte prematura. Los mecanismos biológicos y conductuales potencialmente implicados en esta asociación han sido objeto de debate, pero aún no hay respuestas definitivas. Veamos algunas posibles estrategias para combatir esta epidemia.
La conexión social abarca índices de aislamiento social y soledad. Los dos valores son medidas estrechamente relacionadas pero distintas.
El aislamiento social es una medida objetiva que describe la ausencia de contacto con los demás y de relaciones sociales. Se mide por la cantidad de interacciones sociales. Este índice se evalúa mediante tres preguntas:
- "Incluyéndote a ti, ¿cuántas personas viven en tu casa? Incluye a los que suelen vivir allí". Los pacientes que viven solos obtienen 1 punto.
- "¿Con qué frecuencia visitas a amigos o familiares o los recibes en tu casa?" Los pacientes que visitan a amigos o familiares menos de una vez al mes obtienen 1 punto.
- "¿En cuál de las siguientes [actividades recreativas o sociales] participas al menos una vez a la semana? Puedes seleccionar más de una [actividad]". Los pacientes que no participan en actividades de ocio o sociales al menos una vez por semana obtienen 1 punto.
Los resultados se calculan en una escala de 3 puntos:
- ≥ 2 puntos = la persona está socialmente aislada
- 0 o 1 punto = la persona no está socialmente aislada
La soledad, por otro lado, es la sensación subjetiva de estar solo y se produce como una discrepancia entre los niveles deseados y percibidos de un individuo en las relaciones interpersonales. Está más asociado con la calidad de las relaciones. La evaluación de este índice incluye dos preguntas:
- ¿Te sientes solo a menudo? (No: 0 puntos; Sí: 1 punto)
- "¿Con qué frecuencia confías en una persona cercana a ti?" (De "casi a diario" a "una vez cada pocos meses": 0 puntos; de "una vez cada pocos meses" a "nunca o casi nunca": 1 punto)
Los resultados se calculan en una escala de 2 puntos:
- 1 o 2 puntos: la persona sufre de soledad
- 0 puntos: la persona no sufre de soledad
Políticas de salud: se basan en seis pilares fundamentales:
- Fortalecer la infraestructura social: Las conexiones están influenciadas no solo por las interacciones individuales, sino también por los elementos físicos de una comunidad (por ejemplo, parques, bibliotecas, áreas de juego) y los programas y políticas. Para fortalecer la infraestructura social, las comunidades deben diseñar entornos que promuevan la conexión, establecer y ampliar los programas de conexión comunitaria e invertir en instituciones que unan a las personas.
- Promulgar políticas públicas a favor de la conexión: Los gobiernos nacionales, estatales, locales desempeñan un papel en el establecimiento de políticas como el transporte público accesible que permitan una mayor conexión dentro de una comunidad o una familia.
- Movilizar al sector de la salud: Debido a que la soledad y el aislamiento son factores de riesgo para varias afecciones de salud importantes (incluidas las enfermedades cardíacas, la demencia y la depresión), así como para la muerte prematura, los médicos de atención primaria están bien posicionados para evaluar el riesgo de soledad de los pacientes e intervenir.
- Reformar los entornos digitales: Debemos evaluar críticamente nuestra relación con la tecnología y asegurarnos de que la forma en que interactuamos digitalmente no reste valor a una conexión significativa y curativa con los demás.
- Profundizar en nuestros conocimientos: Se debe establecer una agenda de investigación más sólida, más allá de la evidencia descrita en el aviso, para mejorar nuestra comprensión de las causas y consecuencias de la desconexión social, las poblaciones en riesgo y la efectividad de los esfuerzos para impulsar la conexión.
- Cultiva una cultura de conexión: Las prácticas informales de la vida cotidiana (las normas y la cultura de cómo nos relacionamos unos con otros) influyen significativamente en las relaciones que tenemos en nuestras vidas. No podemos tener éxito en los otros pilares sin una cultura de conexión.
En nuestro trabajo: No existe ningún medicamento para tratar el aislamiento social y la soledad. Entonces, ¿qué debemos hacer los sanitarios? Un punto de partida podría ser:
- Reconoce la gravedad del problema.
- Poner en práctica los instrumentos de evaluación de estos indicadores.
- Prescribir la socialización, lo que actualmente significa derivar a los pacientes que necesitan apoyo social a programas de conexión comunitaria. Pero aún faltan algunas cosas, como un consenso sobre la definición de prescripción social, estudios metodológicos robustos y a gran escala sobre su eficacia clínica y su perfil coste-beneficio, y acciones para combatir la soledad de forma sistémica.
Es necesario implementar un modelo biopsicosocial de enfermedad cardiovascular. La especie humana es inherentemente social. Los seres humanos no solo requieren la presencia de los demás, sino que también dependen de relaciones sociales significativas para desarrollarse en una edad adulta saludable. Como individuos, nos esforzamos por pertenecer a una familia, a un grupo de pares, a una comunidad. Estas interacciones sociales con familiares, amigos, vecinos o colegas son primordiales para nuestro bienestar físico y mental.
Es importante señalar que en el estudio científico más largo sobre la felicidad, los participantes más felices tenían dos factores principales en común a lo largo de 85 años de seguimiento: cuidaban de su salud y construían fuertes lazos con otras personas.
Como resultado, existe una mayor conciencia de la importancia de valorar las relaciones sociales y el impacto que tienen en la salud. Pero aún queda mucho por hacer. Este incentivo es parte del cuidado de la población en general, de nuestros pacientes y de nuestra propia felicidad.
MÁS INFORMACIÓN:
A lonely heart is a broken heart: it is time for a biopsychosocial cardiovascular disease model
https://academic.oup.com/eurheartj/article-abstract/44/28/2592/7190018?redirectedFrom=fulltext&login=false